LA ENSEÑANZA DEL ARBOL...
El otro día al cruzar el bosque abracé un arbol, pero en seguida me di cuenta de que era él quien me abrazaba a mi... Porque al segundo cambió mi respiración, se hizo más profunda, pausada y automáticamente empecé a soltar toda la tensión del día.
Entoncés le pregunté: ¿No tienes frío con toda esta nieve a tu alrededor y sobre tí?
-No (dijo) Tengo mi abrigo ¿lo notas?
Ay! Qué pillín, hay truco: Tienes una capa acolchada que te protege de las bajas temperaturas.
-Indepedientemente de eso (dijo) soy como la Tierra caliente o fría depende de la estación.
-Me adpato, no lucho.
-Fluyo, no sufro.
* * *
(Maiga)
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